Elfos de la Luna-Argenta
File:IMG000041 - Elves (Silvermoon).jpg|thumb|left|300px|Elfos de la luna-argenta]]En las antiguas y místicas tierras de Nyrus, donde la esencia del mundo late en cada hoja y corriente, existe una subraza de elfos conocida como los Elfos de Lunargenta. Entre todos los elfos, estos seres son considerados el epítome de la belleza y la sabiduría, su apariencia es tan impactante que parece brillar con un resplandor sobrenatural, incluso según los elevados estándares de sus parientes. Su gracia y atractivo físico sólo se igualan con la profundidad de su conocimiento, lo que los hace tanto admirados como reverenciados en todo el mundo.
Sin embargo, esta extraordinaria belleza y sabiduría también han fomentado un sentido de superioridad entre los Elfos de Lunargenta. Son un pueblo noble, amable y compasivo por naturaleza, pero sus interacciones con otros—ya sean humanos, enanos, o incluso otros elfos—están a menudo teñidas de una cierta arrogancia. Para ellos, sus antiguas líneas de sangre, que están profundamente entrelazadas con el mismo tejido del mundo, los colocan por encima de las luchas y preocupaciones comunes de los seres inferiores.
La conexión de los Elfos de Lunargenta con el mundo es profunda y de largo alcance. A diferencia de muchos de sus parientes, que se vinculan con los bosques o ríos cercanos a sus hogares, los Elfos de Lunargenta se sienten en sintonía con la totalidad de los ciclos naturales del mundo. Sienten el flujo y reflujo de las mareas, el crecimiento y menguante de las lunas, y el cambio de las estaciones con un entendimiento innato que parece casi místico. Esta profunda sintonía se extiende más allá de lo físico hacia lo arcano; los Elfos de Lunargenta están entre los más hábiles manipuladores de la magia en el mundo, su dominio sobre las artes arcanas es igualado por pocos. Extraen las energías místicas que fluyen a través de la tierra, el cielo y las estrellas, tejiendo hechizos con una gracia y poder que dejan asombrados incluso a los magos más experimentados.
A pesar de sus considerables dones, los Elfos de Lunargenta son una rareza en el mundo. Su número es escaso, y los encuentros con ellos son raros y a menudo efímeros. Sin embargo, cuando eligen interactuar con el mundo más allá de sus enclaves aislados, lo hacen a menudo con un propósito. Los Elfos de Lunargenta no son por naturaleza aislacionistas; les importa profundamente el destino del mundo y intervendrán en sus asuntos si creen que su sabiduría o poder es necesario. Su presencia en esos momentos es tanto una bendición como un misterio, pues aunque ofrecen su ayuda libremente, las razones detrás de sus acciones a menudo sólo son conocidas por ellos.
En cada aspecto de su existencia, los Elfos de Lunargenta encarnan el delicado equilibrio entre lo terrenal y lo arcano, lo antiguo y lo eterno. Son un testamento viviente de la belleza y la sabiduría del mundo, y su historia es una que es tan intrincada y duradera como los ciclos del propio mundo.